Paul vuelve al colegio Inspire article

Traducido por José Luis García Herrero. Todos los profesores saben que su profesión no es precisamente fácil. Entonces, ¿qué haría que un profesional de la bioinformática quisiera dejar su carrera ya consolidada para enfrentarse a una clase? Vienna Leigh, del Laboratorio Europeo de…

Después de pasar cinco años en el Instituto Europeo de Bioinformática (EBI)w1 de Hinxton (Reino Unido), Paul Matthews ha tomado una decisión muy valiente al integrarse en el programa Graduate Teacherw2 para pasar un curso académico en dos escuelas británicas, período tras el cual espera poder obtener su habilitación como profesor. Este programa está diseñado para animar a profesionales con compromisos económicos, y en particular a científicos, a integrarse en el mundo de la educación y paliar en cierta medida el déficit crónico de profesores de ciencias.

“Me siento muy afortunado de integrarme en este plan; en mi caso lleva asociada ayuda de la Universidad de Cambridge, de algunas escuelas muy competentes del programa y de las autoridades locales”, explica Paul. En su nuevo trabajo, Paul impartirá clases de biología, física y química a alumnos con edades comprendidas entre los 11 y los 16 años. También impartirá clases de su especialidad -biología y biología humana- a alumnos de entre 16 y 18 años, para obtener el nivel A del bachillerato internacional.

Han sido mucos los factores que han influido en la decisión de Paul, y ha dispuesto de mucho tiempo para reflexionar. El año pasado se sometió a una operación quirúrgica por un problema congénito de corazón, y los tres meses de convalecencia le sirvieron para reflexionar sobre su futuro.

“¡Yo recomendaría la operación a corazón abierto a cualquier que necesite decidir qué hacer con su vida!”, bromea Paul. “Me dio tiempo para pararme a pensar qué es lo que quería hacer, y qué era lo más conveniente para mí en este punto de mi carrera. He trabajado en el sector bioinformático y en el campo académico durante muchos años, y sin duda necesitaba un cambio”

Paul deja el EBI, perteneciente al Laboratorio Europeo de Biología Molecular (EMBL), situado en el Campus Wellcome Trust Genome, cerca de Cambridge. Allí los científicos se dedican a agrupar, almacenar y clasificar bases de datos con información biológica sobre secuencias de proteínas y estructuras macromoleculares. En realidad se trata de “listas de partes” de muchos organismos vivos, y de esta manera otros investigadores disponen de una fuente de información que les ayuda a comprender cómo cada componente por separado encaja con los demás para construir sistemas.

Al encargarse del programa de apoyo a la industria del EBI, Paul estaba al día del gran impacto que los avances en bioinformática tienen sobre el sector. El programa ofrece formación sobre bases de datos, desarrolla estándares bioinformáticos, ayuda a las empresas del sector en su desarrollo tecnológico y ofrece oportunidades de trabajo en red. Entre las empresas con las que Paul trabajaba habitualmente se encontraban grandes multinacionales del mundo de la biotecnología, la farmacia, la agricultura, la nutrición, el cuidado personal y la instrumentación médica.

La decisión de Paul de cambiar de trabajo tuvo un aspecto emocional y otro práctico. “Siempre me gustó la docencia como parte de mi anterior trabajo”, afirma Paul. Durante sus 13 años como profesional de la bioinformática en empresas como GlaxoSmithKline y organizaciones académicas como el Instituto Wellcome Trust Sanger y el EBI, ha adquirido mucha experiencia docente y disfruta del mismo modo haciendo presentaciones ante 20 ó ante 200 personas. Pero como él dice, “hasta ahora siempre he tratado con adultos, ¡y tenían mucho interés por la ciencia!” El programa Graduate Teacher w2 permitirá a Paul cumplir un sueño que albergaba desde hace tiempo. “A menudo he pensado en dedicarme a la docencia, pero mi situación económica nunca me lo ha permitido”, afirma Paul. “Lo consideré seriamente antes de venir al EBI, pero por entonces ya tenía una pequeña familia y muchos compromisos. Ahora las cosas están un poco más estables y el programa me permite formarme al mismo tiempo que mantengo unos ingresos fijos”.»

Otro aspecto atractivo para Paul han sido sus propios hijos. “A medida que mis hijos crecen, tengo un mayor contacto con lo que aprenden en la escuela, y de esta manera me hago una mejor idea sobre lo que se cuece en los colegios”, afirma Paul. “Quiero que mis hijos tengan una buena educación en todas las materias, aunque es un poco iluso pensar así teniendo en cuenta la falta de profesores que hay, especialmente de ciencias. Ser profesor es complicado y no creo que pueda esperar que mis hijos reciban una buena educación, a menos que, al igual que sus profesores, yo estuviera preparado para lanzarme a la docencia. Así que pensé, ¿por qué no?”

Paul piensa que las ciencias lo tienen más complicado cuando llega la hora de que los alumnos elijan sus materias optativas en momentos clave de su educación. “Si la ciencia no se enseña de tal modo que los alumnos puedan entenderla, la rechazarán en cuanto puedan”, aclara Paul. “Si incluso los profesores que imparten materias científicas no están interesados realmente en la ciencia (como ocurre a menudo en el caso de algunos profesores suplentes) es imposible que contagien ningún tipo de interés científico. Si no sienten pasión por la ciencia, ¿cómo pueden animar a los alumnos a que se interesen por ella?

“De todos modos, no se trata sólo de cómo se imparte la materia. Es habitual dar preferencia a otras materias antes que a las ciencias. Es raro escuchar que algún alumno tenga clases particulares de ciencias, como suele ocurrir con el francés, por ejemplo…” A pesar de estas dificultades, Paul es optimista sobre qué esperar de su nueva carrera. “Creo que hacer que los chavales se interesen por la ciencia y que la encuentren importante es un reto muy gratificante”, afirma. “Esa será la parte más complicada; encontrar la manera de hacer que los adolescentes potencialmente sin interés sean conscientes de lo importante que es la ciencia como parte de su vida”.

Paul ya tuvo cierta experiencia de este reto, ya que realizó varias sesiones de emplazamiento en sus escuelas matrices. “Uno de esos días tuvimos una sesión inicial con alumnos de diez años que aprendieron a encender un mechero Bunsen y a hacer pruebas con su llama”, cuenta Paul. “Si te fijabas en sus caras, podías estar seguro que ninguno de ellos se estaba aburriendo. No todas las lecciones de ciencia son tan prácticas, pero si ves que la cara de un chaval se ilumina cuando ven o entienden algo por primera vez, te de una verdadera alegría.”

“No soy tan inocente como para pensar que todos querrán aprender ciencia, y sin duda algo ocurre para que los chavales no se interesen por la ciencia cuando deben elegir sus asignaturas, y espero encontrar de qué se trata. Quizás, el sexo opuesto, o la percepción de que la ciencia es muy complicada, o no lo suficientemente accesible.”

“No imagino que los pueda convertir a todos en brillantes científicos, pero será bonito poder influir sobre ellos de algún modo, echar una mano para que se conviertan en personas hechas y derechas. Quizás un día llame a un fontanero y se trate de uno de mis antiguos alumnos, y me encuentre con una buena persona. Dicho esto, ¡recibir la primera tesis en ciencias de un antiguo alumno mío será fantástico!”


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Para cualquiera que se enfrente al dilema de emprender una carrera como profesor de ciencias, y para aquellos que ya lo son pero tienen dudas sobre si han tomado la decisión adecuada, este artículo les dará la respuesta. El entrevistado, Paul Matthews, da muchas razones para convertirse en profesor de ciencias de Educación Secundaria. Su decisión, basada en diferentes factores personales, económicos y sociales, es muy estimulante.

Este artículo presenta un buen tema de debate y se puede utilizar en cualquier clase, sea o no de ciencias. Preguntas como “¿Tomó Paul la decisión correcta?”, “¿Le irá mejor como profesor de ciencias o se arrepentirá?” y “¿Será más útil a la sociedad como profesor?” pueden ser el detonante para entablar diálogos interesantes entre estudiantes, sobre todo teniendo en cuenta que este artículo habla sobre ellos mismos.

Michalis Hadjimarcou, Chipre

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